domingo, abril 22, 2007

desde el tejado

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Hay una fuerza tensa en el silencio de la ciudad vista desde arriba
Hay un brillo de lluvia derramada
sobre la superficie roja del tejado
Hay un horizonte , un paisaje
un rumor de carreteras y de centros comerciales
Buscamos la felicidad en las cosas que miramos
en los sitios en los que estamos
en el humo del cigarrillo que me fumo
en la plataforma oxidada de una escalera contra-incendios
Es necesario dejar atrás la rutina
para saber contemplar cierta belleza
El secreto consiste en asumir la oscuridad
en mirar la escena desde dentro
en percibir ese íntimo eco silencioso que hace que vuelvas la cabeza
Aprender a oír los cantos de agua en las rejillas del desagüe
a contemplar los gatos maullando en los pretiles
a los pájaros volando en la fachada
Admirar el batir de unas alas de gaviota que se posa en unos cables
o el sonido que produce una pinza al caer del tendedero
Se trata siempre de aspirar a robarle a la vida algún detalle
porque resulta que apreciar es estar vivo
Ya sabes de lo que hablo ;
tarde o temprano acabarás preguntándote que miras
El día de pronto se retira
Por la noche los tejados se despueblan
solo la Luna observa de reojo
Las chimeneas demandan nuestra sombra
Hay suspiros que mueven las veletas
Tu presencia invadiendo las antenas
Tu nombre saliendo de mis labios
Hay peces bailando por mi espalda
Hay pasión en los cristales de mis gafas
Porque el amor comienza en la retina
y luego
no sabe detenerse
Hay una belleza intacta en tu manera
de tender la ropa en la azotea
 .

miércoles, abril 18, 2007

una cierta simetría

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Los muñecos flotando en la bañera, el vaso de leche en la azotea, lanzarme en los brazos de mi madre, y de pronto de aquello hace ya tanto
El perfume del primer beso, tu enamorada sonrisa, mis dos mejillas: en tu cuerpo y en tu memoria , y después el recurso de andar solo
Hay un orden limpio en la conciencia, una cadencia, una cierta simetría
Recuerdos que llegan hoy tan frescos como la ropa tendida en las terrazas
Quizás abril sea eso, detenerme a contemplar, colarme por las ventanas, reconocerte en los tejados, en las mañanas , en las paredes y su cal blanca
Hay formas de caminar y estar parado si crees en la claridad que te precede
Alegría de imaginar mas que de estar , adivinar tu luz en el reverso de una estrella o en la nostalgia de algo que ya ni recuerdo haber tenido
El pecado ahora es no vivir el momento
Porque hay en la mirada un perfil nuevo, un azul desprendido en la retina, y en aire el leve rumor de una voz que me susurra que aún no tengo edad para anclarme en el pasado
Sus cadenas son tan fuertes que ya no quiero regresar, sólo quedarme
Y para que hoy ocurra esto he tenido que soportar el dolor de no alcanzar lo más lejano.

domingo, abril 08, 2007

mientras llueve

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Saber lo que queremos no es tan necesario , pero si saber como lo queremos, por lo menos eso pienso ahora que estoy mas cerca del otoño que de la primavera
Porque todas las circunstancias están en movimiento y algunas crecen sin nosotros, por ejemplo; el calor del beso que dejaste ayer en mi camisa, mi camisa mojada ahora por la lluvia, la contundencia de que el tiempo va pasando y lo que tendrá que ocurrir quedará a voluntad de nuestro riesgo, del deseo de abandonar o de dejarlo prosperar en nuestras manos
Son cosas que observo mientras te espero con las manos en los bolsillos, o me tomo un café en cualquier bar
Un chaparrón se desploma en los tejados, me resguardo de los chubascos en algun hueco, o en el saliente oscuro de un balcón
De pronto uno descubre que la fuerza que vemos en el agua depende de la luz, de la postura, o de la cercanía del faro de algun coche
Somos como esa tormenta indefinida, como esa frecuencia de las gotas sobre el rostro, la manera que tiene el agua de mojarnos, y tal vez de acariciarnos, somos la forma que tienen las calles de mirarnos
Nada ocurre sin motivo : una farola que se enciende y que se apaga según le solple el viento , el goteo de la lluvia en la cornisa, el modo de alternar de los semáforos, las ganas de quedarte o de salir para mojarte
Dependemos del capricho de las cosas, del antojo de un color, de la táctica que utilizes al quitarte los pendientes.