lunes, agosto 27, 2007

pareceres

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Utiliza expresiones como : lenguaje corporal, sinestesia , escenografía, etc.
Sueña con estudiar arte dramático y una de sus fantasías es visitar Buenos Aires. La naturalidad es una de sus bazas. Y vive en el calor de su experiencia, hecha con las ilusiones que habitan en sus libros de teatro. Y tiene la fija idea de que el mundo es navegable.
Este domingo ha tenido una sencilla alegría: ha hecho reir al público de una comedia ambulante en un pueblo de mar tomado por el viento. Cuando terminó la función dirigió su mirada hacia la mía entre la gente. La palabra te quiero despuntaba en mi cuerpo medio roto, como cuando salía del colegio y se le notaba lo feliz que era al verme.
Vestida con su cazadora adolescente me ha dado un abrazo. Y hemos hablado de ella , de las semanas, de los exámenes a la vuelta de la esquina. Y le ha dedicado un adjetivo a cada nombre de cada amigo que ha venido a verla.
Mañana saldrá una reseña suya en un diario local y empezará a soñar muy despacio. Va a ser muy dificil que se le escape la felicidad. Pasado unos minutos, indecisa y alegre se ha abierto paso, ha besado a su madre, ha charlado con sus amigos y ha vuelto la cabeza para mirarme otra vez con los mismos ojos que utiliza el cariño para contemplarnos.
Al pie de una taberna, sobre una plaza cerrada, detenido en una puerta, ha querido buscarme.
-Quiero cenar contigo. Me dice.
Tiene 17 y ya está poniendo en práctica la humana libertad de decidir.
A continuación de la cena, ella con un licor de manzana y yo con una copa de vino nos hemos contado nuestros sueños y poco a poco le hemos ido quitando las alambradas a la Luna.
Sus manos inquietas sobre un vaso de plástico aún mantienen vivos los gestos de la infancia.
Tal vez ella se la única persona que pueda llevarme a cenar a un restaurante de comidas rápidas.
Solo ella tiene la capacidad de picotearme el corazón muertos de risa.

*Y esos pasos corriendo hacia estaciones futuras han llegado a detener por unas horas el reloj de la tristeza.
Y la Luna salió porque ella quiso.

sábado, agosto 18, 2007

sospechas

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Uno sale a la ciudad pensando en la cadencia de un paseo y descubre en el cielo una repentina y sospechosa oscuridad. Unas nubes persiguiendo a un motorista que recorre a toda prisa una rotonda, unas gaviotas que se posan inmóviles en el suelo, un extraño atardecer que va encendiendo la luz del alumbrado, una Luna que ya es escombro a las siete de la tarde
Hay un sol apagado en los tejados, hay urgencia en los pasos de la gente, hay un cielo plomizo perdiendo sus agujas sobre el empedrado que cubre la alameda
Me conmueve la insistencia de la lluvia de ir dándole forma nueva a las cosas, la tenaz música del viento que va peinando las palmeras de la avenida. La admirable paciencia de las gotas que van socavando en las cornisas su viejo empeño de debilitar
Me puedo poner una estrella polar en la cabeza y refugiarme en cualquier bar a esperar que el tiempo escampe o que escampe un corazón lleno de espera. Pedir un cortado o una caña, escuchar las historias personales de la gente cargada de impaciencia, o quedarme observando la suma sencilla de momentos que registran los días de lluvia. Porque también me conmueve: la belleza en el movimiento frágil de unas manos que cierran un paraguas, el esmalte lila de unas uñas que secan unas gafas, el mojado carmín de unos labios pidiendo un taxi, o la piel que transparenta un aguacero. Ver con asombro como una banda de música resguardada en los pies de un edificio improvisa una pieza de los Beatles, tal vez ; ob-la-di ob-la-da. La risa de una joven calada hasta los huesos que flirtea con un chico mientras dice que su novio es sargento de marina, o el pliegue elástico del tanga que surge de los pantalones de una treintañera que se inclina para atusarse unos pelos mojados llenos de viento, mientras oscuros nubarrones en las miradas de unas señoras se apuntan a la cofradía del murmullo.
Yo sé que podemos comprarnos un paraguas, vestirnos, peinarnos el pelo que tanto nos estudia y hacerle un cerco a la lluvia. Decidir si quedarme aquí o volver a una casa donde me espera un futuro que apenas me convence. Pero la vida no es vida si encima de las horas no suena una canción para seguir soñando, por eso para protegerme de la tormenta mis ojos buscan respuestas en una calle muerta de frío
Imagino mi futuro en un anciano que se moja en una plaza. Mi pasado en una cajera del Erosky que me mira con ojeras. Mi presente en el sospechoso tabaco que fumo en un antiguo portal. También es sospechosa esta risa que navega ahora mis labios. Quizás fuese un canuto.

*el viernes por la tarde llovía en Algeciras y en mis ojos.

jueves, agosto 09, 2007

en otro presente

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Tal como entra una princesa por las puertas de un palacio. Que alegría verte subir en mi coche con tus vaqueros y el jersey rojo que acabas de comprarte
Una sirena que se sumerge en un asiento -como llevas mojada tantos años en mis ojos- te define de un modo mas exacto
Nos saludamos con esa forma tan despacio que tenemos de mirarnos
Que no te acuerdas del título del libro que vas a regalarme, me dices con una mano apoyada en el salpicadero de mi Seat Ibiza, mientras pasas la otra por encima de mi hombro
Nos tomamos unas copas donde quieras, o le sienta bien a tu pelo las mechas rubias que te has dado ; son cosas que te digo antes de incorporarnos sin prisa a la autovía. Tu mano olvidada todo el tiempo con la mía en la calidez del pomo de una palanca de cambio. Un puente, un semáforo en rojo que cruza a un parque donde has paseado algunas tardes con tu peke, un cambio de sentido que nos hace detener. Apurando cada circunstancia que regula la circulación para hacer un pacto urgente con tus labios o inventar algún gesto de cariño
Como esas palabras que me has dicho al oído hace apenas un momento al aparcar , cubriendo al mismo tiempo el teléfono con las manos porque hablabas con tus padres
Y aún permaneces en mi sonrisa cuando en el escaparate de una tienda de muebles levantas los ojos para mirar una cama con un cabecero que te gusta, el color de un sofá que hace juego con las puertas del salón, y unas estanterías que le vienen bien a una pared. Y sentimos como nos van arropando todos estos utensilios en un piso que poco a poco iremos amueblando; quizás nos llegue para todo si juntamos. Luego no decimos nada y el mundo tiene entonces el valor que atesoran las cosas pequeñas
Y es ahora la perspectiva sinuosa de una calle quien nos arrincona para besarnos junto a la piel de una fachada. Y así, sin nada de particular nos van creciendo los latidos lentamente como invade un tumor de terciopelo
Tal vez porque el amor aún nos señala con el dedo después de algunos años de habernos conocido. Tampoco sé si esto es una explicación del amor, o es felicidad sin pretensiones pero la oscura intimidad de un callejón nos asegura que ya no hay amores como el nuestro
Y metidos ya de lleno en la noche se van cargando de abrazos las palabras, le vamos quitando la razón a la distancia, le vamos dando sentido a los jardines
Y así; tan de la mano, la madrugada va cambiando de canción, las farolas deciden apagarse, se despuebla de gente las aceras
y bailamos con la música mas lenta.