miércoles, enero 23, 2008

actitudes

Esta mañana me puse mis zapatos despojados de memoria y un abrigo al que le faltan cuatro letras para quitarme este frío
El viento de poniente golpeaba las señales luminosas de la autovía
Los faros amarillos de mi coche atravesaron la niebla de un puente
La luz violeta del amanecer se fugó sobre un camión de mudanzas
Escuché en la radio noticias de guerras de muy lejos
Un taxi a punto estuvo de atropellar a un corazón abandonado en un bordillo
Vi labios con las manos hambrientas, pidiendo por las aceras
Besos marginados pasando la noche al raso
Policías floreciendo en las cunetas en donde tú siempre eres el malo
Individuos uniformados limpiando los cristales del Mc Donald
Gente fumando en ayunas, ahogando sus colillas en los sumideros, confabulando contra el día
Miré unos seres extraños escondidos detrás de sus caretas que se negaban a vivir con sus ojeras
En un banco del paseo la insensibilidad le estaba concediendo una victoria póstuma al amor, mientras que las falsas apariencias aplaudían
Escuché el violín de una ambulancia con breves notas de morfina
La soledad se afirmaba en cada esquina, la lluvia ensuciaba los cristales, y todo estaba tan oscuro como la luz de una cerilla cuando se apaga
Nadie sabía nada de los corazones muertos en los arcenes ni del prófugo olor a encuentro de las plazas
Actitudes de un día amaestradas por la gente incapaz de inventarse otra rutina
Esta mañana me hice una pequeña herida en el fondo de mis ojos que me duele cuando miro
Contarte como esta mañana me sorprendió el momento menos malo del día mirando por la ventanilla de mi coche los barcos del desguace, que no se hundieron
Si amaneció, no lo recuerdo.

5 comentarios:

. dijo...

bello como siempre...bello bello bello
no se, a veces no amanece, a veces amanece varias veces al dia, verdad?

miguel, no se si sabés que deje momentaneamente el blog, y no comento, pero como no hacerlo aqui?
decidi de a poco, visitar a mis amigos mas queridos

un abrazo
claudia

Carmen dijo...

Hoy, me quedo con los labios que viste en las aceras, condeno el aplauso de las falsas apariencias, y te digo que amaneció, yo sí lo recuerdo porque la luna llena estaba instalada en el cielo, entre las ramas desnudas de los árboles que parecían dedos tratando de alcanzarla.
Los amaneceres, con luna o sin ella, son bellos, si me gusta madrugar es por verlos, y si me gusta leerte es porque sabes contar bonito lo que no siempre lo es.
Un beso.

Patricia Angulo dijo...

A mi me sorprende esta tarde leyéndote por la pequeña herida de mis ojos.

Pude ver tu mañana sin amaneceres, desde la ventanilla de tu auto, pude ver ese corazón a punto de ser arrasado por el taxi, pude ver lo que le duele a tu mirada y a pesar de que me duela, me ha gustado.

Besos

K-tron dijo...

Me gustó el texto!

Gracias por encontrarme la razón en el blog de La Caña de España.

Saludos!

LA CAÑA DE ESPAÑA dijo...

Cuando tuve que hacer la mili me levantaba muy temprano todos los días para cruzar andando la ciudad. Ni un sólo día llegué tarde... el miedo al castigo era muy grande, y ni un solo día faltarón las prostitutas a su cita con un puente del camino...
Creo que algún día ya había amanecido cuando me las cruzaba, pero yo tampoco me acuerdo bien...