Me quedé sorprendido cuando desde la esquina vi que había flores en su ventana
Escuché ruido de tacones saliendo del portal: su ángulo mas amable, sus uñas pintadas, su inacabable coraje de vivirUn pañuelo ocultaba en su cabeza la huella de una triste enfermedad
Porque suele pasar que cuando uno menos se lo espera nos dan una noticia para amargarnos la vida y cerramos los ojos intentando mirar para otra parte
Yo me hacía el despistado, buscando en el bolsillo cualquier cosa para vestir el encuentro de normalidad, antes de que subiera a su coche no tuve mas remedio que preguntarle:
¿Cómo estas?
—Ya estoy bien; poco a poco fui ganando batallas , deshaciendo tumores. Ahora es como volver a nacer, como ver una tormenta, como enamorarse
Por la noche aún se despierta asustada pensando en el recuerdo geométrico de una esfera apuntándole a los pechos
Eso me dijo, detenida en la puerta de su coche, con una lágrima al borde de sus ojos , y mientras hablaba se pasaba la mano por una cadena de oro envuelta en su cuello
Yo la estaba mirando, tenía una respiración muy dulce, hablaba y parecía que soñaba
Me contaba que ahora en ella todo es alegría, todo es motivo para la lírica: canta, dibuja, y le dice cosas tiernas a los animales
Se despidió de mí, feliz como una niña que abrazó a otra niña
Y por las mañanas sale a la calle dos horas antes de que la gente se despierte y escribe sobre el relente los poemas mas bellos; en el escaparate de una tienda, en las baldosas de una plaza, en los parabrisas de todos los coches de su calle. Y se queda esperando que alguien los vea, pero para saber leer en las gotitas de humedad hace falta haber llorado mucho, y la gente los barre delante de sus ojos
Después se marcha pensando en que tendrá que arrancar el limpiaparabrisas trasero de su Peugeot 206, para no borrar sin darse cuenta el verso que por algún motivo un tal Miguel le dejó dedicado la otra noche
Escuché ruido de tacones saliendo del portal: su ángulo mas amable, sus uñas pintadas, su inacabable coraje de vivirUn pañuelo ocultaba en su cabeza la huella de una triste enfermedad
Porque suele pasar que cuando uno menos se lo espera nos dan una noticia para amargarnos la vida y cerramos los ojos intentando mirar para otra parte
Yo me hacía el despistado, buscando en el bolsillo cualquier cosa para vestir el encuentro de normalidad, antes de que subiera a su coche no tuve mas remedio que preguntarle:
¿Cómo estas?
—Ya estoy bien; poco a poco fui ganando batallas , deshaciendo tumores. Ahora es como volver a nacer, como ver una tormenta, como enamorarse
Por la noche aún se despierta asustada pensando en el recuerdo geométrico de una esfera apuntándole a los pechos
Eso me dijo, detenida en la puerta de su coche, con una lágrima al borde de sus ojos , y mientras hablaba se pasaba la mano por una cadena de oro envuelta en su cuello
Yo la estaba mirando, tenía una respiración muy dulce, hablaba y parecía que soñaba
Me contaba que ahora en ella todo es alegría, todo es motivo para la lírica: canta, dibuja, y le dice cosas tiernas a los animales
Se despidió de mí, feliz como una niña que abrazó a otra niña
Y por las mañanas sale a la calle dos horas antes de que la gente se despierte y escribe sobre el relente los poemas mas bellos; en el escaparate de una tienda, en las baldosas de una plaza, en los parabrisas de todos los coches de su calle. Y se queda esperando que alguien los vea, pero para saber leer en las gotitas de humedad hace falta haber llorado mucho, y la gente los barre delante de sus ojos
Después se marcha pensando en que tendrá que arrancar el limpiaparabrisas trasero de su Peugeot 206, para no borrar sin darse cuenta el verso que por algún motivo un tal Miguel le dejó dedicado la otra noche