martes, noviembre 10, 2009

sobre encuentros

Sentada en un banco de la estación, cubierta de demoras
y de trenes lejanos cargados de deseo
El frescor suave de la mañana
los colores del día posados a su lado: esperando
La cara inclinada hacia el andén, hacia la luz
Sus manos que aguardan por nacer
El pelo en orden, en desorden, quiero decir que la dibuja
Sonidos inconfundibles que confirman la llegada
El cuerpo gira, comienza a incorporarse
se le escapa un suspiro que sacude lugares muy concretos
Se levanta completamente
los brazos abiertos
el corazón a ritmo de abrazos
sus ojos encuentran a los suyos
dos miradas que se entienden
Aunque el reloj de la estación marque las diez y media
el que describe sus labios señala las diez y diez : sonríe
Pero al borde del encuentro
siempre le surge el mismo contratiempo
con quienes mas quiere
El problema ahora no es su boca
ni sus brazos
ni los viajeros que salen del vagón
El problema son sus ojos
esa imprevisible catarata
que no la deja ver

3 comentarios:

LA CAÑA DE ESPAÑA dijo...

Será porque la estación de autobuses es nueva, moderna, de techos altos, luces fuertes y columnas imposibles y la estación de tren está atada a esas viejas vías ferreas inamovibles... será por eso, decía, que el añejo edificio de Renfe siempre me parece triste...

Saludos compañero.

Carmen dijo...

!Ay, los encuentros en las estaciones, qué románticos! Y esas despedidas de volver la cabeza y agitar las manos... me encantan.
Besitos

Patricia Angulo dijo...

¡Siempre el mismo vos!
Me matás en medio del poema o la prosa o lo que sea!

Venía esta mañana leyendo tranqui acompañada por unos mates tempraneros y paffffff
"las diez y diez:sonríe"
y de ahí en mas he sido yo la del contratiempo, esa imprevisible catarata que no me deja ver.

Besos