domingo, febrero 07, 2010

deteniéndome en ellos

Un largo muro lavado por la lluvia
rincones húmedos donde crece el musgo
donde habitan caracoles
construcciones con tejados de zinc
que se inundan a diario
un refugio de animales poblado por cientos de lametazos
ladridos de perros que me reciben :
Estrella, no puede renegar de su pasado
lloraba en un puente cuando la encontramos
mientras veía morir atropellados a sus hijos
no morir de pena fue una proeza
Conde , le abrieron las orejas en dos mitades
así lo distinguía entre su coreografía , un cazador
Linda, explotada, maltratada
sus ojos se te clavan de tristeza
aún no ha recuperado el ladrido
La obstinación de Paco por vivir
sus enfermedades, su condición precaria
su manera magnífica de ser
el gesto mío de alargarle la mano...le encanta el tacto
Por aquí se oyen convulsiones
es Mínima
es Pulgarcita estornudando
cuando la lluvia la moja y se resfría
Te hablo hoy de esto porque también hay que escribir
de lo mas frágil
Si lo piensas bien lo que importa no es
el color de una bandera
ni las pestañas sensibles a unas siglas
Importa caerse de los falsos columpios
las aficiones que ensucian las entrañas
la pregunta ¿dónde estoy?
Para qué la taxidermia
si preservar no es eso
Para qué tanto espectáculo animal
"qué magnifico ejemplar es ese toro"
mientras le clavan una puya en el costado
no sé lo que es esto, pero no es amor
seguro que no es amor
A medida que esas personas se hacen cada vez más humanas
yo me estoy quedando en animal
No los odio pero tampoco me han enseñado a quererlos
A estas alturas ya solo me importa
ese rincón de mis ojos que ve lo que existe
y que no me pertenece
Por ahí algunos idiotas que les cuesta trabajo comprender
el sinsentido que tienen costumbres y rutinas en sus vidas
gente que fluye por las calles
echando raíces en el sótano de las tradiciones
como las ratas
el designio implacable de los hombres
de acabar con todo
Estoy cansado pero con un cansancio físico
mi hija dice que me estoy haciendo viejo
me río pero no le veo la gracia
Digo yo que este dolor de huesos será del relente
aunque a menudo pienso que llevo un peso insoportable
a mis espaldas

2 comentarios:

LA CAÑA DE ESPAÑA dijo...

Mi tía recogía animales por las calles.
Los recogía y les ofrecía platos de comida mientros ellos la miraban desconfiados, temblorosos, bañados en miedo y comidos por la tiña.
Mi tía siempre tenía algún animal nuevo cuando iba a visitarla a Sevilla.
Su gato tomaba las esquinas de la casa subiendose por las paredes. Vivía en lo alto de una estantería del comedor. Saltaba sorpresivamente a los hombros de las visitas.
El perro de mi tía nunca se movia de sus pies, no gruñia, ni ladraba, ni gemía... ningun sonido salía nunca de su boca. Pero su mirada de amor decía a todo el mundo que mataría sin piedad a quien osara ponerle un dedo encima a ella.
Mi tía odiaba la "fiesta nacional". Nunca supo porque se le llamaba "fiesta".

Carmen dijo...

A veces es sólo cuestión de mirarles a los ojos, de detenerse en ellos, como bien titulas este escrito.
Un abrazo.