lunes, octubre 04, 2010

todo lo hace por mí

Mi querida bruja
Te agradezco mucho que hicieras llover esta mañana en el parque
cuando una gitanilla en mangas cortas quería venderme una rosa
ella no tenía ninguna intención de marcharse y no tuvo mas remedio que salir corriendo porque se estaba poniendo empapada:
tú no podías permitir que yo no disfrutara del silencio
También te agradezco que para que yo no muera por los ojos
hayas conseguido que todos los trenes nocturnos
pasen por mi ciudad, porque sabes de sobra lo mucho que disfruto pensando
que llegues en uno de ellos, me cuentes un trocito de tu vida
y yo te vea como a mi me gusta, es decir
bajando del tren y empezar a andar los dos hasta cansarnos para que nos pasen cosas excepcionales
como aquella vez que estabas tan  agotada, te sentaste en mis rodillas al borde de una fuente
no parábamos de reírnos y de besarnos, y enseguida me di cuenta que toda la gente nos estaba mirando
En fin que te doy las gracias por este desorden en mi vida
Pero deberías ser un poco mas cuidadosa con tu magia
La otra tarde descubrí que habías decorado mis zapatos con pedacitos de amor y cuando salí a la calle pude ver que también habías creado un camino de nubes, y bien sabes cariño que las nubes tienen que estar en el cielo y los trenes recorriendo toda la geografía
Qué voy hacer contigo vida mía, si yo soy un hombre tranquilo
y tú vestida de bruja ensayas otro conjuro
y formas el caos en la avenida cuando los muñequitos del semáforo se han ido de sus ventanitas y han venido hacia mi para hacerme cosquillas porque este cuerpo derrotado estaba tan triste
Y no es que no me guste todo esto, pero es que lo que inventas algunas veces es demasiado arriesgado
Ya sé que todo lo haces por mí
hasta has  hechizado al ministerio de fomento ; los obreros no paran ni un segundo de construir muros y paredes en mi ciudad
para que yo los pinte todos, recordándote
Cuánto te echo de menos, hechicera de pacotilla

3 comentarios:

Patricia Angulo dijo...

¡Y lo bien que hace!

Porque después vos venís y escribís este tipo de maravillas en los muros de una ciudad que a veces parece perdida en la niebla.

Besos.

LA CAÑA DE ESPAÑA dijo...

Me ha recordado la película "Me enamoré de una bruja" (1958. James Stewart y Kim Novak) cuando Kim hacía que las luces temblasen como en una tormenta para espantar a la novia de James. Tu bruja particular también te protege de las molestias de los vendedores callejeros, si hace lo mismo con los que se ponen en las esquinas desafinando la misma canción una y otra vez con un acordeón, entonces: tienes una suerte que no te digo.
Un saludo.

Carmen dijo...

Este es de los mágicos, y no solo por lo que la brujita hace por ti, -ese caos en la avenida cuando los muñequitos del semáforo se han ido de sus ventanitas- sino por lo que tú eres capaz de hacer con las letras. Me ha encantado. Un beso