viernes, abril 22, 2011

acto de contrición

¿Te he contado alguna vez que durante mi adolescencia estuve interno en un colegio de curas?
¿No? Hay que ver cómo soy
Por la mañana teníamos clase hasta las dos , y luego por la tarde dos horas mas hasta las seis
a esa hora sonaba la sirena, los pasillos desaguaban estudiantes, y todos salíamos en desbandada
Después en el patio de cemento pasaban lista: Luis Valverde; presente, Antonio Marin; aún no ha bajado...y al final entrábamos todos en fila al comedor
Parece mentira que haya pasado ya tanto tiempo
Los años han cubierto de musgo la siguiente escena que te voy a contar pero no la han deformado
Una noche jugando al ajedrez con un amigo en la sala de recreo se acercó el jefe de estudios para mirar la partida
Yo le tenía miedo porque en una ocasión me tiró de las orejas al pedirle al compañero de pupitre la escuadra ; en clase de dibujo todos los alumnos conteníamos la respiración
Bueno a lo que iba , su hermética mirada no perdía detalle de cada movimiento que realizábamos
Estaba ansioso, y tal vez por eso
le palpó el hombro a mi adversario para que se retirara
quería jugar conmigo y yo no pude eludir su invitación
Se sentó enfrente; con su sotana, con su reloj de pulsera, tan fuera de lugar
Después de unos cuantos movimientos sonrió
y con su arrogante manera de mover la reina me dijo
”Peralta te estoy dando jaque”
Yo me sentía un mártir camino de la hoguera
entonces me puse a observar lo que había hecho
Y lo único que hizo fue equivocarse
moviendo mi caballo le dije “jaque mate padre”
Su cara se fue descomponiendo
se levantó de la mesa , se arremangó el hábito
y me dio un guantazo delante de todo el mundo
¡por insolente! Eso me dijo
Aquella fue la manera que tuvo de reprenderme
me dio un tortazo en la cara por insolente
con la misma mano que nos bendecía en la misa de los viernes
En un alarde de resignación me tragué todas las palabras
que se agolpaban en mi garganta
Apoyé la frente encima de la mesa
y durante mas de una hora estuvimos el caballo y yo
gimiendo en el tablero

Esta noche escribiendo y escuchando esta evocadora canción

3 comentarios:

Dharma dijo...

En realidad no me extraña nada esa prepotencia "paterna". El dolor de la cara pasa pronto, pero queda el daño que nos hicieron a niveles más profundos.
No sé si soy religiosa, -creo en la naturaleza y comulgo con ella- pero detesto a los intermediarios.
Un abrazo, Miguel

LA CAÑA DE ESPAÑA dijo...

Pues, ni idea Miguel. Claro que nunca he tenido el "don del oido", asi que no he entendido la letra.
Lo que tu tenías de jefe de estudio no era un cura, era un hijo de la grandísima p. con todas sus letras (disculpa mi lenguaje, pero me ha salido de dentro). Lástima que hasta para conducir una moto se necesite carnet y, sin embargo, a cualquiera le permitan estar al cuidado de niños.
Un saludo. Me alegro de verte por aqui, ahora soy yo el que está de descanso.

Pato dijo...

Vos te quedaste ahí con el caballo y la cara y el alma adolorida, el bobo de tu maestro se debe haber ido a pegar patadas contra la pared o a odiarse un poco mas de lo que seguro ya se odiaba.

Qué tipo imbécil!

Borralo de tu memoria.
Besos.