lunes, febrero 20, 2012

cincelados recuerdos

Los viajes nos van dejando objetos en forma de recuerdos
que no necesitamos
cosas de escaso valor que no nos atrevemos a tirar:
una caja de cerillas, el plano de una ciudad
una taza de porcelana tral el cristal del aparador
donde mi madre guardaba la cubertería de los domingos
recuerdos de viajes que una vez realizamos todos juntos y
que recordamos con ternura silenciada
por los años
A través de estos objetos corre la vida y sus edades
su manera de ser río
A menudo las colecciones mas numerosas
pertenecen a los lugares que olvidas
Y hay otros sitios que permanecen sin necesidad de soportes gráficos:
Ni un recibo, ni una servilleta
del bar donde entramos, de la manera de sonreirme
cuando regresabas del baño y te encontrabas un refresco sobre la mesa
yo empezaba a comprenderte a conocer cúal era tu bebida preferida
Ninguna foto, ninguna postal
de los dos abrazados por las calles, mientras se encendían lentas las primeras farolas
Ocupabas todo la escena
y ni una sola cámara, ni un solo objetivo te enfocaba
Los momentos que jamás se olvidan no son los que
guardas en un álbum de fotos ni los que expones a tus visitas en la mesa del recibidor
Son los que están sueltos, los que andan libres, los que hurgan en las imaginaciones y te reclaman un cachito de tierra para seguir viviendo
Te los puedes encontrar en cualquier parte
en una esquina, al ir por el pan, al agacharte y acariciar a un perro
Quiero decir que hay recuerdos que permanecen impresos como un huecograbado
en ventanas que comunican con la eternidad

2 comentarios:

Carmen dijo...

Efectivamente lo que jamás se olvida son esos momentos grabados en nuestra memoria por alguna vibración de nuestro ser interno, una chispa que salta y los hace inolvidables. Nada que ver con los nimios objetos acumulados a lo largo del tiempo.
Un beso

LA CAÑA DE ESPAÑA dijo...

Por suerte yo descubrí el amor antes de que aparecieran las cámaras digitales y se pusiera de moda grabarse teniendo sexo… y, gracias a dios, no me he contagiado de ella.
Así que… efectivamente: de mis mejores momentos, de los más íntimos, no tengo ni fotos ni videos.