sábado, enero 19, 2013

llueve sin ti

Brillan tibiamente las farolas de la autovía
La tarde se muere en este itinerario
de regreso del trabajo
Un manojo de relámpagos cae sobre el mar
y la lluvia se hace gris sobre la playa
Las luces de mi coche van alumbrando
el dolor enfermizo de la carretera mojada
Las gotas de lluvia se clavan en mis ojos
y el vaho se apodera del parabrisas
que voy limpiando con mis dedos
No puedo resistir mi desmedida esperanza
y me detengo
en un bar de carretera
porque no me gusta que llueva sin ti
Fugaz como un reflejo, diviso tu sonrisa
en una mesa del fondo del bar
me aproximo y presiento tus palabras
tu voz, la química tus besos
En tu semblante
el gesto confuso de los que no se sienten esperados
La bombilla del techo súbitamente
me muestra a alguien que no eres tú
que nunca eres tú
Retrocedo nervioso, oliendo a flores enfermas
a ropa cansada, tal vez a viejo
Me voy con la sensación de haber profanado
una ilusión
Antes de salir
dirijo la mirada otra vez hacia la mesa del fondo
como cuando uno mira a alguien que no está 
y lo sabe

2 comentarios:

LA CAÑA DE ESPAÑA dijo...

Es el momento más peligroso de una despedida: cuando empiezas a verla en las caras de desconocidos.

Anónimo dijo...

Ese dolor de la lluvia en el asfalto, esa humedad que se mete en los huesos a través de la piel y de la ropa, esa esperanza, perdida de antemano, de encontrar a alguien que sabes que no está y sin embargo... con las pupilas empañadas de tristeza uno se empeña en ver lo que desea.
Un saludo; Carmen