domingo, julio 07, 2013

desde la cáscara de un melón


Los días de verano hervían a fuego lento
El Sol tardaba mas tiempo de lo normal
en ponerse
Cada tarde en una dársena del puerto
esperaba la entrada de los barcos
con la compañía de Rita
Era mi gata y era mi pedacito de cielo
la llevaba siempre en brazos
temeroso de que se cayera al agua
persiguiendo algún gorrión
Mientras esperábamos
la brisa del mar nos cerraba los ojos
Disimulábamos los bostezos
ella imaginando millones de pajaritos
yo persiguiendo millones de nubes
Finalmente llegaba un buque
las chimeneas impregnaban el ambiente
Sentados en el embarcadero, yo le daba uso
a mis inventos:
veía llegar el barco a través de un agujero
en la cáscara de un melón
Después dábamos la vuelta
y cogíamos el camino cuesta arriba
de la ermita
entonces dejaba a mi gata en el suelo
y despreocupado me iba a casa cantado
desde la increíble altura
de mi infancia

2 comentarios:

Carmen dijo...

Quién dijo que la patria del hombre es su infancia? Nunca he usado la cáscara de un melón como catalejo, pero si tuve un gato de pequeña, inolvidable y muy amado. Buen verano, Miguel, un beso.

LA CAÑA DE ESPAÑA dijo...

Yo me hice un avión clavándole un palo a un tambor de detergente y una "caja fuerte" con una caja de mantecados y un imán...
Ahhhhhhhh!!!!!!!!! Aquellos inventos de niño...