lunes, septiembre 16, 2013

palabras respirables

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El error era mi camino
pero era el camino que me llevaba a la verdad
los errores me abrían puertas
intentaba descubrir la verdad a base de equivocarme
y eso me hacía pobre y libre
Dejé todo lo que se fue amontonando durante años:
mis pares de zapatos, mis camisas,
mis paraísos prometidos, mis voces disconformes
Le dije adiós a un montón de cosas
y cerré la puerta con mucho frío
Recorrí regiones polvorientas
dejé que la lluvia me mojara
y en vez de respuestas hallé páramos de soledad
Hasta que busqué la verdad en una hojita en blanco
donde escribía mis pensamientos
y la encontré
en el mismo corazón de la palabra
Eran las palabras las que levantaban respuestas
Encontré la libertad en las letras que la formaban
en el cordón umbilical que las unían
y supe que el amor era el espacio
de silencio que quedaba entre dos palabras
un espacio vulnerable
amenazado por otras palabras
que me acosan, chirrían
no tienen ningún color y me aseguran
que no estoy en un parque bajo la lluvia
ni subido en un tren camino de un encuentro
No me importa que esas palabras enturbien lo que escribo
porque uno de  tanto errar
ya no necesita coger el lápiz para expresarse
Desde que soy pobre y libre
escribo con la conciencia, mi verdadera patria
Tengo el poder de descorrer las cortinas de mi casa
prepararme una hierba luisa hirviente
después de una tarde de lluvia
e imaginar
la forma con la que se seca el pelo
o la mueca que le sale en la cara cuando sonríe
Puedo convocar en este escenario a todas
las palabras respirables que conozco
para que transporten cosas
para que pongan en pie mi tiempo pasado
y preserven intacto ese lugar remoto
donde se acumulan mis recuerdos
Y hoy por lo que veo deben traer un recuerdo hermoso
porque son palabras que tienen el mismo color
con el que Renoir
le pintaba las mejillas a las mujeres