miércoles, marzo 19, 2014

a solas conmigo

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Fue con dos años cuando mi madre tuvo que sacarme
a rastras de la playa para que no me bebiera el océano
de aquella época aún conservo en mi cuerpo las insolaciones
los abrazos de oro macizo que de niño me daba el Sol
y un puñado de arena en los bolsillos
Tal vez por eso he crecido en dirección a las dunas
con un aire de bajamar en las pupilas
La gente que tengo cerca no me conoce
me dan conversación, me cuentan
cosas que no me interesan
No saben nunca lo que me pasa
porqué sonrío, porqué tiemblo, porqué me asombro.
No me creerían si les dijera que he visto delfines nadando
en el rocío espeso de los nimbus
Yo prefiero mirar a lo pequeño
a lo que tengo delante de mi, a la brisa que pasa
al colibrí y su cortejo de plumas
Yo busco quitarme los zapatos para ver si hay suelo
inventarme una nube para comprobar que existe el aire
Se trata de andar, de mojarse con la lluvia y secarse con el sol
atravesar ríos y puentes
pisar hojas, pisar barro hasta la extenuación
y después volver y empezar de nuevo
Porque hay algo que me persigue paso a paso
que se desvanece y se reace
que me sopla en la cara
como si fuera el viento de levante
y me empuja de golpe a los lugares donde me reclaman
¿Quién se interna en los parques cuando llueve y pasa frío?
¿Quién se introduce por los laberintos de un jardín
para darles de comer a las flores más hambrientas?
¿Quién se va al mar la noche de Navidad de la mano de nadie?
Para arrojar las redes, sí
pero no para recoger de la marea animales muertos
ni cicatrices de bordes abiertos
ni cristales de sal amarga
para recoger palabras, una hilera de palabras
para defenderme de la nada, del ruido
de la vida