domingo, septiembre 21, 2014

maquinaciones perversas

Inventarme una nueva ciudad
con nuevos bares de medianoche
como un éxodo, como una tabla
donde asirme
Montarme en oxidados ascensores
que se averían entre dos pisos de un hospital
fatigado de tuberculosis
Herirme cuando me afeito
y descubrir en el espejo que tengo cara
de Cyrano de Bergerac
Ventanas que se abren
sin que nadie las abra
Vientos que soplan desde dentro de los muros
Árboles que hablan entre ellos
y apagan las farolas cuando yo paso
Trenes de última hora que persigo sin éxito
por fríos andenes
Pájaros de un raro color
que súbitamente
se cagan sobre mi camisa blanca
pienso que si lo harían por contraste
Excrementos de perros
que se imantan a mis zapatos
Coronado de moscas; una lluvia me alcanza
y camina junto a mí tan obstinadamente
Varias monedas que se caen de mi bolsillo
y ruedan perdidas hacia una alcantarilla
La llave que ya no abre la cansada cerradura
de mi puerta
La suerte que me deserta
y me arroja como escoria al lado oscuro
Demasiadas emboscadas y maquinaciones perversas
Demasiados volcanes en ebullición
No, yo ya no necesito mas testimonios
ni mas pruebas
Por favor dime que todo esto es cosa tuya
que llegas paso a paso por el aire
que estás regresando para quedarte
.

1 comentarios:

Carmen dijo...

Hay días aciagos en los que solo atraemos esas cosas que cuentas, afortunadamente también hay de los otros aunque los tengamos que cortar a nuestra medida y la tijera se atasque cada tanto, hilvanar y coserlos con la dificultad de no ver el ojo de la aguja como antes, pincharnos... espero que aunque te cueste fabricarlos tú mismo vivas muchos días de los buenos. Un abrazo