domingo, octubre 14, 2007

palabras

Ella me reconoce entre la gente, se acerca y me sonríe mar adentro, porque ella siempre sonríe con reflejos de corales a quien la mira. Y con su mirada brillante me pide una palabra, una frase, o una expresión.
Yo le digo lo primero que se me ocurre. No sé... le digo calle, le digo semáforo, le digo zumo de naranja.
Entonces me toca la espalda; como si fuera tierra, como si fuera agua , como si fuera árbol . Me abraza, me acuna en el aire, me da las gracias , y yo me siento dichoso entre sus ramas
Después se acaricia la espuma que la cubre. Comienza a recoger las palabras, sale corriendo y las va depositando: en los quicios de las puertas, en la pequeña terraza de unos ojos, en el abrigo colgado de una percha o en el ribete de un sujetador.
Y tiene los dedos cada vez más sucios de ir retirando el polvo de los buzones de las casas deshabitadas, para que pueda entrar la luz en los sueños de los domicilios que regresan de un olvido.
Porque ella sabe elegir bien lugares donde entregarlas; sabe taparle la boca al tiempo y a los relojes.
Y con todas esas letras, va regalando frases por las calles. Deletrea las palabras poco a poco. Y los nombres de la gente los pronuncia mezclados con abrazos , o con estrellas de mar.
Dice Juan y le agrega "arena blanca" o dice Marta y lo combina con "luz del mediodía" o con no sé qué de la
lluvia.
Llena la cesta de la compra de una señora con todas las conjugaciones del verbo besar y a la mujer le parece imposible. A una esposa le dice una palabra preñada de una frase, se lleva la mano al vientre y se sonroja.
Y nadie comprende muy bien lo que les pasa, tiemblan y se asombran, hacen tonterías, se ríen y les encanta, y se llevan prestadas las palabras.
Y cuando ya ha ofrecido casi todas, me busca otra vez por los viejos adoquines de una calle. Porque ella sabe encontrarme, porque vuela mucho mas rápido que yo.
Me mira , me sonríe , se despeina dulcemente , y con la boca llena de pájaros o de almendras, me besa, y me dedica en los labios la palabra "arco-iris". Y la última que le queda " rosa",
la deja creciendo al lado de mi nombre.
Y se va caminando, y desde el horizonte hasta sus ojos va dejando vocales encendidas para que yo las vea.
No sé nunca que dirección toma, ni cuando volverá a por más, pero
sí sé que le gusta su destino.

2 comentarios:

Carmen dijo...

Salí a la calle ayer, tras leer estas "palabras", con la boca llena de almendras... Hace casi un año encontré, y me engancharon, tus primeras palabras en Internet y ni puedo ni quiero desengancharme de tu forma de ordenarlas. Hoy pienso cobrarte esa fidelidad pidiendote algo a cambio. Una especie de regalo de "aniversario"...
Quiero que publiques otra vez un poema que se llama tarta de chocolate, que se llama abrazo, que se llama "puntos suspensivos". Es mi preferido, lo imprimí, lo manuscribí y me lo sé, pero quiero compartirlo con más gente. Éste último va en segundo lugar. Un abrazo dulce... con olor a chocolate...

Waiting for Godot dijo...

Qué manera de describirlo todo y de amar. Besos.